miércoles, 13 de marzo de 2013

El Cantarito del Amor. Leyenda maya.


EL CANTARITO DEL AMOR
Leyenda maya


Conserva Yucatán una de sus leyendas más delicadas, que suele oírse en labios de las mujeres y que se conoce gracias a la tradición oral de la raza maya. Héla aquí:
Cuando una muchacha está enamorada de algún varón y no puede hacérselo saber por razones de natural pudor o de convencionalismos sociales, tiene un modo infalible y decoroso para comunicárselo al galán que la apasiona, valiéndose del agua que, como se sabe, estaba divinizada entre los primitivos habitantes del Mayab. Basta para eso con que la doncella se acerque al pozo cuando entra en él el sol que cae a plomo en el agua, iluminándola, y haciendo bajar el cantarito atado de la soga, que la pone en comunicación con el líquido, diga al agua con fe, como si entonara una oración: “Agüita, agua sagrada de Yucatán: di a Fulano, tú que te comunicas con él bajo la tierra, tú que ves su rostro cuando se asoma al pozo, que yo le amo, y que no tengo manera de comunicárselo, que sufro por eso y que quisiera que él se enterase y me correspondiera”.
Al día siguiente, al ir a sacar agua de su pozo el hombre por quien suspira la mujer, el agua le comunica el amoroso anhelo temblando en torno del cantarito y de la cuerda que él tiene en las manos, y no pasan muchos días sin que la doncella se encuentre con el muchacho y él se fije en ella, diciéndole alguna cosa y continuando buscándola para hablar de amor, realizándose el prodigio.
Pero si el galán o la doncella han hablado mal del agua alguna vez y la tienen ofendida, entonces el intento de comunicación es vano, y el agua no recibe el mensaje del cantarito que baja ni lo transmite en el otro pozo al cantarito que sube en manos del hombre deseado, que puede hasta beber del agua inútilmente, porque el agua está “sentida” y se resiste a servir a los réprobos.
El agua está personalizada en la antigua religión de los mayas. Se la denominaba “La Señora Escondida”, porque una madre que se oponía a las relaciones amorosas de su hija, la escondió en la tierra. La leyenda del cantarito tiene relación con esa creencia legendaria y con los manantiales de los pozos y cenotes, que en Yucatán abundan por existir una red de veneros comunicados bajo la Península, veneros que, en este cuento hacen funciones de telégrafos del amor.

Mitos y Leyendas Mexicanas
Ed. El Libro Español. México, 1963.

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