miércoles, 13 de marzo de 2013

El Señor del Veneno.


El Señor del Veneno

Esta es una de las más interesantes e impresionantes historias de la época virreinal y de aquellas viejas calles metropolitanas.
Al pasar por la Iglesia de Porta-Coeli*, cerca de la puerta, al lado izquierdo, está la impresionante escultura de un Cristo Negro, rodeado de flores y numerosos “milagros” de oro y plata. Es el Señor del Veneno, que goza de gran devoción por ser el protagonista de esta su leyenda secular:
En la segunda mitad del siglo XVII, el rector del Colegio de Porta Coeli, (una vez concluidas sus labores como director del colegio y habiendo preparado las actividades del siguiente día) tenía la piadosa costumbre de meditar durante algunos minutos a los pies de un gran Cristo Crucificado y besárselos antes de retirarse a su celda a descansar. Esta imagen había sido fabricada con pasta de caña, una técnica indígena muy antigua.
Solamente un grave impedimento podría distraer al religioso de su piadosa devoción, lo cual llamaba mucho la atención de propios y extraños, quienes admiraban al rector por su humildad y virtud.
Pero nunca faltan los envidiosos, y el rector de Porta Coeli tenía un enemigo formidable, poderoso, implacable en sus venganzas, decidido a eliminar a toda persona que pusiera trabas a sus ambiciones, que eran tan grandes como su maldad. Tal parece que a este malvado le incomodaba mucho la piadosa devoción del rector, así que comenzó a idear la manera de matarlo. Finalmente, concibió un horrible plan: se puso de acuerdo con el sacristán de Porta Coeli (otro hombre infame), e impregnó con un veneno muy activo los pies del Cristo, ordenando al sacristán avisarle inmediatamente de la muerte del rector. Y cuando éste llegó a besar devotamente los pies del Crucifijo, ocurrió algo pavoroso: el Cristo empezó a sudar y a contraer lentamente sus piernas, y poco a poco se fue volviendo negro, como si su cuerpo hubiera absorbido el veneno mortal.
El rector, asustado, lloró al ver que el rostro del Cristo tenía una expresión de inmenso dolor y que sus brazos parecían moverse, como si deseara bajarse de su Cruz para evitar que su siervo se envenenara.
El infame sacristán, al ver el milagro, se arrepintió de su cobarde acto, confesó lo que había hecho y suplicó perdón.
Se dice que, ante el portentoso milagro, el perverso hombre que quiso matar al rector se arrepintió de su maldad, confesó su ruin acción y rogó perdón, y a partir de entonces cambió de vida.
La noticia se divulgó por todo México, y la gente comenzó a llamar a la imagen como “El Cristo del Veneno” o “El Señor del Veneno”, nombre con el cual se le conoce hasta la fecha.

La devoción al Señor del Veneno fue grande durante la época virreinal y la primera mitad del siglo XIX; pero el Colegio de Porta Coeli fue expropiado por las Leyes de la Reforma durante la segunda mitad del siglo XIX, y en 1935 el templo de Porta Coeli fue transformado en archivero del gobierno.
Cuando esto sucedió, la imagen del Cristo del Veneno fue retirada del templo. Después de haber rodado mucho tiempo con el peligro de perderse, la imagen del Señor del Veneno fue llevada a la Catedral Metropolitana y puesta en una capilla digna del Señor.
El Templo de Porta Coeli fue abierto nuevamente al culto religioso en la década de 1950. Años después, se le pidió a un artista mexicano, el señor Enrique Díez (gran devoto del Señor del Veneno) que esculpiera en una madera más preciosa y más resistente, una copia rigurosamente conforme al original Señor del Veneno, siendo ésta la que actualmente se venera en Porta Coeli.





* En el Centro de la Ciudad de México, en la calle de Venustiano Carranza y a un costado de la Suprema Corte de Justicia de La Nación, se encuentra la Iglesia de Porta Coeli (que en latín quiere decir “Puerta del Cielo”).

No hay comentarios:

Publicar un comentario